jueves, 1 de septiembre de 2011

Don't tell me you're sorry never again.


Y allí estaba ella, arrepintiéndose de cada momento que había pasado con él, de cada abrazo y beso dados, con el sol del atardecer dándole de lleno en la cara y el río a sus piés. No soportaba cuando él regresaba, pidiéndole perdón como un completo estúpido, porque sabía que siempre caería en la trampa. Una y otra vez. La caja descansaba a su lado, aquella caja que contenía todas las cosas que él se había dejado en su casa y las que le había regalado o prestado, esperando su final. Se agachó lentamente, la cogió en peso y la lanzó al agua. No quería saber nada más de él, de su paradero, de sus novias nuevas...Desde que había tenido la valentía suficiente como para decirle lo que pensaba se desprendió de todo, recuerdos e imágenes de su cabeza...todo. Una vez hubo tirado aquella maldita caja a las oscuras aguas recordó lo que le había dicho el día anterior cuando, como siempre, regresó pidiendo perdón. 


No me digas que lo sientes nunca jamás.

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