martes, 4 de octubre de 2011

Twin souls.

Aunque ahora ya haya desaparecido y el otoño llegue con fuerza, aún sigo sintiéndolo en la piel. Sigo sintiendo cada alabada brisa, cada rayo de sol, cada chapuzón en las frías aguas del lago o de la playa. Pero sobre todo, sigo sintiéndole a él. Su cálido tacto, su sonrisa despreocupada, sus frases tontas pero pegadizas... Me enamoré de él, sí, lo admito. Me enamoré de sus cualidades y de sus defectos, de cada estupidez que me contaba, de todas las tardes y mañanas que pasamos juntos recorriendo las calles de la ciudad, de todos y cada uno de los días que me hizo reír casi sin motivos. Así que ahora, y con cierto remordimiento me pregunto, ¿porqué, verano, porqué? ¿Porqué tuviste que ponérmelo todo tan difícil? ¿Porqué no pude conocerle en otro lugar y en otro momento?




 ¿Porqué, si somos almas gemelas, hiciste que nos separásemos? 

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