miércoles, 19 de octubre de 2011

Lights

Caminas por la calle, no tienes ni idea de qué hacer, sólo quieres pasar de todo y olvidarte de los problemas. Cierras los ojos, asegurándote antes de que no hay nada delante con lo que puedas chocarte. Ahora la vida, todo, te parece una porquería, una mierda vamos. Abres los ojos de nuevo, y tras ver a un par de drogadictos y traficantes, recuerdas todos y cada uno de los problemas sociales que hay, pobreza, hambre, miseria y otros tantos más y te sientes culpable de ello, como si todo lo que pasa en el mundo tuviera que ver contigo. Caminas, caminas y caminas, te metes por calles que no conoces sin casi darte cuenta y, en un abrir y cerrar de ojos, estás atrapado en un callejón sin salida. Te pasa por la cabeza que tiene cierta semejanza con tu vida, pero aún así, no la tiene. Sabes que tu vida es una de las más normales que hay, con muchas comodidades y lujos, pero aún así te sigue pareciendo la peor de todas. Sigues atascada en la misma parte de tu vida, en ésa en la que crees que le importas lo más mínimo al mundo, que nadie te hace caso y que ni siquiera se dan cuenta de tu ausencia. Poco a poco, te vas encerrando en ti misma, tus amigos y amigas te van dando de lado y te quedas sola. Piensas, y no sé muy bien porqué, que tus amigos son los culpables de todo, que ellos son los que han decidido dejar de hablarte, así por la cara. Luego vienen los sentimientos de culpa y acabas por hacerte daño a ti misma, además, están las típicas personas que aprovechan los momentos de guardia baja y te acribillan, así que dejas de hacer lo que hacías normalmente, empiezas a comportarte de una manera muy rara, por lo que tus padres empiezan a dejar de hablarte también. Piensas que le mundo está en tu contra, aunque a pesar de todo, la única que está en contra de ti eres tú misma. Y entonces, bastante tiempo después, descubres que hay una salida, que hay una vía de escape que podría servirte de algo. 



Descubres que aún siguen habiendo las mismas luces de siempre en la ciudad, que tus amigos siguen ahí y que tu familia también, que, en realidad, nada a cambiado, pero aún así, no dejas de abandonarte a ti misma haciéndole, inconscientemente, daño a los demás también.  

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