viernes, 28 de octubre de 2011

You don't know what you have, until you lose it.

No sabes lo que es decepción hasta que, una mañana, te despiertas y no la ves. Te sientes vacío por dentro, sólo y una y otra vez suspiras y recuerdas lo estúpido que fuiste. '¿Porqué tuve que decirle todo aquello?' te preguntas una vez más. Sigues llamándola una vez, otra, otra y otra. Te imaginas, más o menos, cómo debe sentirse en éste momento y decides volver a intentarlo de nuevo, y la llamas. Insistes todo lo que puedes hasta que, por fin, te das por vencido y dejas de hacer el tonto. Sabiendo que, prácticamente, tú has tenido gran parte de la culpa, a pesar de que a ella le repitieras una y otra vez lo contrario. La echas de menos y no sabes absolutamente nada sobre su persona en días, piensas que también ella tendrá que darse por vencida algún día y te llamará pero, sin embargo, no lo hace. Cada noche vuelves a coger tu teléfono móvil, desesperado, y vuelves a llenarle el contestador con mensajes para que vuelva, diciendo que lo sientes, intentando hacer que todo vuelva a la normalidad en vano. Sueñas y sueñas constantemente con ella, y te desesperas un poco más cada minuto que pasa. Tus amigos empiezan a pasar de ti, estás obsesionándote con que vuelva y la vas a buscar, allí donde quiera que esté. Tras eso, intentas esconderlo todo bajo una fachada con un horrible olor a alcohol, pero ni siquiera el alcohol es tan fuerte como para borrar ésa sensación de tu corazón, de tu cuerpo entero. Te repites una y otra vez que nadie la va a querer como tú lo haces, que tú eres el único que la sabe tratar bien y, a pesar de que lo único que te faltó hacer hace un par de días fue pegarle, quieres que vuelva. Sigues sintiendo esa imperiosa necesidad de verla de nuevo, de acariciarle la mejilla como solías hacer tan a menudo, de quedarte mirando sus preciosos ojos durante un buen rato, de jugar con su pelo... Pero, aunque vas con tus mejores intenciones, tratando de arreglar las cosas ella no te contesta ni una sola vez. Y, una vez consigues verla, lo único que sacas de ella es que te diga que te vayas a casa, que pierdes el tiempo, y que has sido un auténtico idiota con ella. Que no quiere verte jamás. Y entonces tú le haces caso, vuelves a casa y no intentas nada más, te quedas tirado en tu cama, arrepintiéndote una y otra vez de lo que hiciste, dándole vueltas y ojeando fotos antiguas en las que apareces con ella. Al principio nunca te diste cuenta de cuánto la necesitabas, e incluso se podría decir que no valorabas ni a ella ni a los momentos que pasaste en su compañía. 



Pero, como se suele decir: ''Uno no sabe lo que tiene, hasta que lo pierde.''
     

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