jueves, 19 de enero de 2012

'Well, no one told me about her...'

Juguetea tímidamente con su pelo, te tienta a acercarte a ella y a que vuelvas de nuevo a equivocarte, te mira con esos ojos brillantes y llenos de promesas incumplidas y sientes, por enésima vez, que venderías tu alma por ella. Sólo por que un pequeño trozo de su corazón te perteneciese, para que se de cuenta de que toda esa ropa que lleva puesta es una fachada, y tú lo notas. Y entonces caes en la cuenta de que ya te estás acercando a ella, sonriendo como un estúpido otra vez y, como no podía ser de otra forma, esperando a que su novio vuelva a darte un puñetazo en toda la cara de nuevo, mientras ella le repite que no tienes la culpa de lo que ocurre, que te deje en paz, y no le deja de gritar. Tú no te cansas de acercarte a ella una y otra vez, eres un masoquista y lo sabes, no paras de recibir golpes por ella y aún así sigues volviendo como un tonto a su lado. Te gusta cada una de las cosas que hace, su pelo castaño que brilla a la luz del sol, su sombrero con ésa cinta roja sin lazo, el suéter que se pone cada vez que no tiene ganas de elegir su ropa, el rímel que utiliza y que hace que sus ojos sean aún más grandes y extrañamente hermosos. La amas.


  
Y a pesar de que tus amigos han intentado convencerte de que a la larga ésto acabará contigo, tu excusa es siempre la misma: 
'Bueno, nadie me habló de ella... de lo peligrosa que es su sonrisa, de lo atrayente de sus ojos, de nada, a pesar de que lo sabían todo sobre ella.'

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