miércoles, 4 de julio de 2012

She's not like everybody.

Andaban por la calle, atravesando la quinta avenida con gesto despreocupado, ni siquiera se preocupaban en mirar a los lados para asombrarse con las cosas que normalmente les gustaban, o al menos, hacer como si lo estuvieran. Entonces, surgió la conversación. Empezaron a hablar de sus ojos, azules como el cielo en un día soleado; de su pelo, negro como el carbón; de sus pecas, repartidas de una manera desordenadamente encantadora por toda la cara; de su forma de caminar, de sus manos, de su cara, de sus labios, de todo. Era la chica con la que él siempre había soñado, y esperaba que no fuera con él como le habían dicho, esperaba, en realidad, que no se fuera un día y nunca regresara, con su corazón como trofeo. No solo las chicas de su alrededor tenían preocupaciones en cuanto a eso, él incluso era peor. Tenía miedo, al fin y al cabo, de que le hiciera lo mismo que hicieron otras, otra vez. De que le dejara solo, y luego ni siquiera le hablara, de que tuviera que verle en brazos de otro. No quería tener que decirle adiós a todas las tardes que quedaban junto a ella, no quería tener que darse por vencido con ella, no quería pensar que quizá llegaría el día en el que los besos, las sonrisas, las miradas de ''a ver quién aguanta más'' y los paseos largos que acababan en la playa a petición de ella, se acabarían. 



Así que tuvo que armarse de valor para no dudar cuando su acompañante le preguntó ''¿crees que se quedará? Todo el mundo miente, y ella también puede hacerlo.'' y él, inocentemente, sólo pudo dar un ''claro que sí, ella no es como todo el mundo.''.       

No hay comentarios:

Publicar un comentario