Carry on.

Y entonces te das cuenta de que has hecho algo mal, cuando la ves marcharse llorando, dando un portazo y gritándote una y otra vez lo mismo, que ya no te quiere. El alma se te cae al suelo y el corazón se te parte en mil pedazos, que crean diminutas y finas esquirlas de cristal que se clavan por cada lugar que pueden. Y así pasan los días, contigo tirado en la cama pensando en cada uno de los momentos que viviste con ella, con el botellín de cerveza al lado, preguntándote una y otra vez porqué. Te levantas lentamente de la cama y te encuentras con esa foto enmarcada que te regaló por tu cumpleaños, y luego con las cientos de fotos que pegaste con ella a la pared de tu habitación alrededor de la frase 'PARA SIEMPRE' pintada en la pared. Te apoyas en un rincón sin fotos y cierras los ojos, te sientes débil e indefenso, no quieres hablar con nadie por miedo a expresar algo de alguna forma demasiado cursi, toda una tontería por tu parte. Y ahí, justo ahí, es cuando te das cuenta de que te importa una mierda lo que piensen los demás, la quieres y la echas de menos y, además, sabes que no va a volver, fin de la historia. 

Y ahora es cuando te arrepientes de todo, ella decide seguir adelante y rehacer su vida, pero tú vuelves al punto de partida, el lugar en el que te ves obligado a empezarlo todo de nuevo.