jueves, 9 de febrero de 2012

I still exist in your eyes.

Lo sostuvo entre sus manos con el miedo a romperlo en el cuerpo, no quiso que el último recuerdo que tenía del pasado que alguna vez los unió, ése pasado que ellos habían llamado 'nuestro', se resquebrajara en mil pedazos por su culpa. Aún recordaba sus palabras, que habían sido probablemente las más duras que había oído jamás: 'quisiera que me extrañaras, para así poder fingir que en tus ojos aún existo'. Y tenía sentido que hubiera dicho aquello. No le quería, o al menos no se sentía como si lo hiciera, aquellos meses habían sido una rutina para su cerebro, hacer lo mismo una y otra vez, hasta que algo marcó su futuro. Un 'se acabó', para ser exactos. Recordó cómo las lágrimas rodaron por su cara y se estrellaron contra el suelo cuando aquello ocurrió, simplemente no podía creerlo. Y ahora le echaba muchísimo de menos. Había sido su culpa, y éso quedó claro desde que pronunció la primera palabra para dejarla. No estaba enamorada de él, pero aquello no era recíproco, él si sentía mariposas en el estómago cuando la veía, sí sonreía de verdad cuando la miraba y le escondía el pequeño mechón de pelo tras la oreja. Y, como suele suceder, ella empezó a encontrar en él todo el amor que había buscado durante tanto tiempo cuando él ya se había dado cuenta de todo, cuando él empezaba a verla de otra manera. La realidad se apoderó de todo demasiado rápido, y cuando ella empezaba a sentir las malditas mariposas en el estómago y quiso demostrarle que le quería, él le demostró lo tarde que era. 




''Quisiera que me extrañaras, para así poder fingir que en tus ojos aún existo.''

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