jueves, 25 de abril de 2013

Just close your eyes the sun is going down.

Hace ya tiempo que la inspiración no me viene, quizá sea porque me he estado concentrando mucho más en intentar recordar tu voz, y es que a eso me dedico ahora. Me bebo los atardeceres sumida en un mar de lágrimas, sentada en el mismo rincón de aquella playa a la que solíamos ir, con los auriculares puestos y huyendo del mundo, atrayendo recuerdos una vez más. 
Soy incapaz de despedirme de todo. Llámame débil desde donde quiera que estés pero es que no puedo contenerlo, no puedo forzar una sonrisa más. Han pasado ya tres, cuatro, cinco primaveras desde que te fuiste y aún no consigo acostumbrarme al vacío que hay al otro lado de la cama, a no despertarme con tu olor pegado a mí. El mundo se ha vuelto raro y difícil sin ti, y ahora aquello que solía conocer y dar por hecho se ha ido contigo. La vida sigue y yo la veo pasar minuto a minuto, segundo a segundo delante de mí. Y sí, supongo que tenías razón cuando dijiste que no sería fácil si ocurría, los paseos por la playa en aquellas cálidas noches de abril, las notas que arrancabas del piano en forma de melodías cada mañana para despertarme, las veces en las que me confesabas que te despertabas más temprano sólo para verme dormir, respirar, todo se iría una vez más. Desaparecería como las nubes de la mañana en un día soleado. Es solo que no quise creerte, no quise imaginar que algún día tomaríamos caminos separados para no volver a juntarlos más. No puedo olvidar, no quiero hacerlo. Aquellas veces que rompimos las reglas, que hicimos lo incorrecto y no miramos atrás. Aquella vez que nos tumbamos en lo alto del tejado, miramos a las estrellas y nos prometimos el universo. Nadie me puede pedir que olvide eso, nadie puede hacer que esa parte de mi cerebro que lo mantiene guardado se desconecte y se vuelva un espacio en blanco. 
Quise volver a esa playa un día gris de abril, sólo para saber si estarías allí, si ya habías abandonado tu palabra cuando dijiste ''es como si fuera nuestra'' y habías prometido el horizonte a otra chica. El corazón se me paró cuando volví a verte allí donde solíamos estar y sentí el impulso de echarme a correr en tu dirección, de no salvar las distancias, saltar a tus brazos y hundirme en un abrazo infinito. 
Y ahora estarás preguntándote porqué no lo hice, porqué esperé un mes más a que vinieras a por mí. No lo sé, no sé qué se me pasó por la cabeza para darme la vuelta y alejarme, llegar a casa hecha un mar de lágrimas, encerrarme en mi habitación y ahogar el llanto contra la almohada. 
Y por eso te escribo, aunque ésto nunca vaya a ver la luz y su destino inmediato sea el fuego de la chimenea porque no me siento capaz ni con fuerzas para hacer que nada de esto llegue a tus manos.       
       También quise escribirte una vez y hacer que te llegara, decirte que todo está yendo mal, que te mentí si te dije que podría con esto sola pero ¿para qué? 
¿Sabes? Me doy por vencida contigo, conmigo, con nosotros.


No hay comentarios:

Publicar un comentario